Insistimos en el tema de las vacunas. Porque la ineptitud de Vizcarra y sus lacayos –Zamora, alias el “Mengele criollo; el hablantín Zevallos; y aquella nada sincera ministra Zolezzi– al no comprar prontamente las vacunas contra la covid-19, los hace culpables de la muerte de decenas de miles de peruanos víctimas de tamaña irresponsabilidad. Fallecimientos que pudieron eliminarse vacunando oportunamente a nuestra sociedad. Al decir oportuna, nos referimos a la diferencia que hay entre inocular la vacuna ahora –como una y mil veces afirmó que ocurriría el impresentable Vizcarra– y hacerlo recién en 2022, fecha para la cual sigue apareciendo registrado el Perú como pasible para recibir una suficiente dosis de vacunas, según confirma la prestigiosa revista The Economist. ¡Esta diferencia no es peccata minuta! De por medio habrá miles de vidas perdidas. Peruanos que fallecerán, sin duda, por la indolencia de un neófito, mentiroso y lenguaraz como Vizcarra –además de imputado por corrupto–, incapaz de anteponer a todas las prioridades del gobierno que gestionaba aquella de cumplir al menos con su palabra: “Antes de fin de año la vacuna estará en el Perú”.

Vizcarra dijo esto en junio. Lo confirmó en septiembre, enrostrándole al entonces presidente del Congreso, Manuel Merino, el Decreto de Urgencia DU 110-2020, fechado setiembre de 2020, por el cual su gobierno garantizaba “la adquisición, conservación y distribución de las vacunas”. Pero como reseñábamos ayer, todo ello fue una engañifa del falsario gobernante, acostumbrado a manipular al ciudadano y habituado a engañar a la prensa según a sus apetitos personales. ¡Porque Vizcarra fue vacado dos meses y once días después de promulgar el referido Decreto de Urgencia! Y ocurre que hasta entonces, la gestión a su cargo ni siquiera pudo firmar un contrato a firme. Menos aún asegurar el pago y la correspondiente entrega de las vacunas con algún proveedor de estos inmunizadores. ¡Una cadena de mentiras convertidas en ilusiones por un pirata de la politiquería como Vizcarra! Incluso estamos a 19 de diciembre, y el poético Sagasti sigue en las mismas, defendiendo soterradamente a Vizcarra cuando reveló “no estamos mirando atrás”, al preguntarle EXPRESO por culpa de quién todavía no tenemos vacunas. La ministra Mazzetti, como la canciller Astete, se limitan a decir: “Las negociaciones son secretas”, cuando se les inquiere por qué aún no tenemos una orden de compra a firme con proveedor solvente de la vacuna, ni existe infraestructura necesaria para almacenarlas refrigeradas a menos 72 grados. Como tampoco contamos con redes de transporte para trasladarlas por todo nuestro territorio. Y, además, nadie sabe cómo, adónde ni quién se encargará de inocular a 32 millones de ciudadanos.

Entre tanto, la semana entrante tanto Chile como Ecuador recibirán lotes de vacuna. Esto incluye no sólo la compra, entrega en sus almacenes y el resto de la logística para que sus pueblos se vacunen, sino que cuentan con la autorización expresa del Estado, una condición sine qua non fijada por los descubridores y fabricantes de esta vacuna. ¡Autorización con la cual ni siquiera contamos!