Suspenden vacuna de AstraZeneca en Dinamarca, Austria, Noruega, Italia e Islandia por casos de trombosis
Reuters
Suspenden vacuna de AstraZeneca en Dinamarca, Austria, Noruega, Italia e Islandia por casos de trombosis
Autoridades de salud de Dinamarca, Noruega e Islandia suspendieron el jueves el uso de la vacuna contra el COVID-19 producida por AstraZeneca tras informes de la formación de coágulos de sangre en personas inoculadas.
Más temprano, Austria dejó de usar un lote de vacunas de AstraZeneca mientras se investiga una muerte por trastornos de la coagulación y una enfermedad por una embolia pulmonar.
Sin embargo, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) afirmó que los beneficios de la vacuna superan sus riesgos y puede seguir siendo administrada.
Europa enfrenta problemas para acelerar el despliegue de las vacunas tras retrasos en las entregas de Pfizer y AstraZeneca, incluso cuando un aumento de los casos ante variantes más contagiosas del virus ha generado nuevas cuarentenas en países como Italia y Francia.
Dinamarca suspendió el uso de la vacuna por dos semanas después de que una mujer de 60 años, que recibió una inyección de AstraZeneca del mismo lote de vacunas utilizado en Austria, formó un coágulo de sangre y falleció, dijeron las autoridades sanitarias danesas.
La respuesta también fue generada por reportes sobre “posibles efectos secundarios graves” desde otros países europeos.
“Actualmente no es posible concluir si hay un vínculo. Actuamos de manera anticipada, es necesario investigarlo a fondo”, dijo el ministro de Salud, Magnus Heunicke, en Twitter. La vacuna se suspenderá durante 14 días en el país.
“Es una decisión por precaución”, afirmó en una conferencia de prensa Geir Bukholm, director de prevención y control de infecciones del Instituto Noruego de Salud Pública (FHI).
La FHI no especificó el tiempo que duraría la suspensión. “Esperamos (…) información para ver si existe un vínculo entre la vacunación y este caso con un coágulo de sangre“, agregó.
Además, Islandia suspendió también el jueves las inyecciones con la vacuna mientras espera los resultados de una investigación de la EMA. Italia, también el jueves, dijo que suspenderá el uso de un lote de AstraZeneca diferente al utilizado en Austria.
Algunos expertos en salud afirmaron que hay poca evidencia que sugiriera que la vacuna de AstraZeneca no deba administrarse y que los casos de coágulos de sangre se corresponden con la tasa de tales casos en la población general.
“El problema con los informes espontáneos de sospechas de reacciones adversas a una vacuna es la enorme dificultad de distinguir un efecto causal de una coincidencia“, dijo a Reuters Stephen Evans, profesor de farmacoepidemiología en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
AstraZeneca dijo a Reuters en un comunicado que la seguridad de su vacuna fue estudiada ampliamente en ensayos en humanos y los datos revisados por pares confirmaron que en general es bien tolerada.
La farmacéutica afirmó esta semana que no se ha confirmado “ningún acontecimiento adverso grave asociado“. Agregó que está en contacto con las autoridades austriacas y que apoyará plenamente su investigación.
"Revolución" de las vacunas podría ver una para la próxima pandemia en 100 días
Por Kate Kelland
LONDRES, 10 mar (Reuters) - La "revolución" tecnológica que ayudó a los científicos a desarrollar vacunas para el COVID-19 en menos de un año debe acelerarse, de modo que cuando llegue la próxima pandemia, la inyección pueda estar lista en 100 días, dijo el miércoles una coalición internacional.
Al lanzar un llamado a los donantes internacionales para que respalden una estrategia de cinco años de 3.500 millones de dólares para abordar los riesgos de una pandemia futura, la Coalición para las Innovaciones en la Preparación ante Epidemias (CEPI, por su sigla en inglés) dijo que la próxima enfermedad emergente podría ser incluso peor que el COVID-19.
A pesar de 2,5 millones de muertes por COVID-19 hasta ahora, "puede que no tengamos tanta suerte la próxima vez", dijo el presidente ejecutivo de CEPI, Richard Hatchett, en un evento.
"La pandemia del COVID-19 no es la primera pandemia del siglo XXI y, a menos que actuemos ahora, podemos estar seguros de que no será la última. No hay nada, nada en absoluto, que impida la aparición de un próximo virus emergente mucho más letal", añadió.
Los gobiernos, las organizaciones mundiales de salud y otros socios deben realizar inversiones críticas ahora en la seguridad y aprovechar "la revolución de las vacunas que ha sido catalizada por COVID-19".
Hatchett dijo que el objetivo de tener una plataforma que se pueda usar para desarrollar una nueva vacuna dentro de 100 días.
CEPI, que se creó en 2017 con financiación inicial de donantes de Alemania, Japón y Noruega y de la Fundación Bill & Melinda Gates y la organización benéfica de salud mundial Wellcome Trust, ha desempeñado un papel clave en la financiación del desarrollo temprano de varias vacunas.
(Edición de Angus MacSwan y Peter Graff; Editado en español por Javier López de Lérida)
Coronavirus: 4 cosas que aún no sabemos a un año de la pandemia
Redacción - BBC News Mundo
Un año después de haberse declarado la pandemia hay aspectos que aún desconocemos del virus que la provocó.
En un año de pandemia, ha habido más de 2,6 millones de muertos por covid-19 y 117 millones de contagiados.
Cuando se detectó el primer caso en China en diciembre de 2019, los efectos del virus Sars-Cov-2 eran desconocidos para pacientes, médicos, gobiernos y científicos.
Pero en los últimos 12 meses la ciencia ha recopilado una enorme evidencia sobre el nuevo coronavirus, la forma en la que se transmite y reproduce en el organismo y la manera más efectiva de evitarlo y tratarlo.
Por ejemplo ahora se sabeque el uso de mascarilla es esencial para prevenir la transmisión, que no hay hasta ahora tratamientos para la enfermedad, y que el covid-19 no sólo afecta y mata a las personas mayores.
Pero un año después de que se declarar la pandemia hemos visto que algunas de las cosas que sabíamos al principio sobre este virus han cambiado.
También sabemos que este patógeno y la enfermedad que causa continúan evolucionando. Y hay otras cosas que aún no se conocen sobre el coronavirus y la covid-19.
Estas son cuatro aspectos del spectos del SARS-Cov-2 que desconocemos o tenemos poco claros, y los científicos trabajan contra reloj para entender mejor.
1. Los efectos a largo plazo de la enfermedad
Una pregunta que siguen planteándose los científicos es por qué en la mayoría de los infectados el SARS-CoV-2, el virus que causa la covid-19, produce síntomas leves a corto plazo, una enfermedad respiratoria aguda o posiblemente ningún síntoma.
Pero a algunas personas les provoca síntomas de larga duración.
Es lo que se denomina covid-19 prolongado o de larga duración.
Esta forma de la enfermedad se caracteriza por síntomas que incluyen dificultad para respirar, fatiga prolongada, dolor de cabeza y articulaciones y pérdida de olfato y gusto.
Todavía no se sabe cuál será el impacto social de la pandemia de coronavirus.
Un estudio realizado por el King's College de Londres estima que uno de cada 20 enfermos de covid-19 los está por lo menos por ocho semanas.
Los científicos están tratando de entender qué pacientes podrían resultar afectados por la covid-19 prolongada y cuánto tiempo podría durar el impacto del virus.
Otra pregunta aún sin contestar sobre los efectos del virus a largo plazo es cuál será su impacto epigenético. Es decir, ¿se transmitirán sus efectos de generación en generación?
Y, además, los investigadores están ocupados estudiando el impacto social y económico que tendrá esta pandemia.
2. Cómo evolucionará el virus
Cada vez que el coronavirus se transmite de una persona a otra, realiza pequeños cambios en su código genético, y los científicos están comenzando a identificar patrones en la forma en la que el virus está mutando.
Estos signos de adaptación del virus no sorprenden del todo a los científicos.
El uso de tratamientos y vacunas hace que la mayoría de virus y bacterias que causan enfermedades desarrollen formas de escapar de ellos para continuar propagándose.
Aquellos que desarrollan resistencia a un tratamiento o pueden esconderse del sistema inmunológico sobrevivirán más tiempo para replicarse y así difundir su material genético.
El tema de las mutaciones del coronavirus, un año después de que comenzara la pandemia, está cobrando ahora mucha importancia.
Y es que están surgiendo nuevas variantes de SARS-Cov-2 capaces de propagarse más rápidamente, lo que lleva a preguntarnos si esto hará que las recientemente aprobadas vacunas sean menos efectivas.
Hasta la fecha hay poca evidencia de que lo sean, pero los científicos ya están comenzando a explorar cómo mutará el virus en el futuro y si podrían evitarlo.
Algunas compañías farmacéuticas ya están actualizando sus vacunas para dirigirlas a las versiones mutadas de la proteína espiga del SARS-Cov-2.
Pero con los patrones de mutaciones que los científicos están viendo aparecer en el coronavirus en todo el mundo, ¿se podrá obtener alguna pista sobre cómo seguirá evolucionando el virus?
El problema de las mutaciones del virus está cobrando mucha importancia a un año de la pandemia.
Los investigadores están observando de cerca cómo está cambiando el virus para poder tener una idea de su evolución futura.
Y también esperan que la identificación de estos cambios pueda ser útil para el desarrollo de futuras vacunas.
3. Cómo podría ser la próxima pandemia
La pandemia de covid-19 tomó por sorpresa a gran parte del mundo. Pero no a todos.
Durante años, epidemiólogos y otros expertos han advertido que nos debíamos haber preparado para una pandemia mundial.
La mayoría de las enfermedades que preocupan a los expertos se originan en animales. De hecho, el 75% de las enfermedades emergentes son zoonóticas.
La covid-19, que se cree que se originó en pangolines vendidos en mercados húmedos en China, no parece diferente.
Pero al igual que esta, las enfermedades zoonóticas se están volviendo cada vez más riesgosas para los humanos debido a nuestras propias acciones.
Nuestro efecto sobre el clima, la invasión de los hábitats de la vida silvestre y los viajes globales han ayudado a difundir enfermedades transmitidas por animales.
Esto, combinado con la urbanización, la superpoblación y el comercio mundial, han creado un escenario ideal para que se produzcan más pandemias.
Ahora, un año después de la pandemia de coronavirus, los científicos están investigando cuáles son las otras enfermedades que tienen probabilidades de causar la próxima pandemia mundial.
Y están vigilando las grandes amenazas que van desde los camellos que causan el MERS en África hasta los murciélagos que propagan el virus de Nipah en Asia.
La contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero se redujeron en todos los continentes a medida que los países intentaban contener la propagación del nuevo coronavirus e impusieron confinamientos globales.
Pero éstas volvieron a aumentar rápidamente durante el resto del año.
En general, las emisiones de CO2 se redujeron un poco más del 6% en 2020.
Pero una pandemia mundial que se ha cobrado la vida de millones de personas no debería verse como una forma de provocar un cambio medioambiental.
Todavía no se sabe cuál será el impacto de la crisis de covid-19 en las emisiones contaminantes.
Las emisiones contaminantes se redujeron drásticamente al inicio de la pandemia.
Pero cuando la pandemia finalmente ceda, ¿volveremos a los mismos niveles de emisiones de dióxido de carbono y contaminantes de antes de la pandemia? ¿se "recuperarán" estos niveles tanto que parecerá como si los cielos despejados que vimos nunca hubieran sucedido?
¿O podrían los cambios que vemos hoy tener un efecto más persistente?
Los expertos creen que los cambios que realizamos durante la pandemia pueden conducir a la introducción de hábitos duraderos.
Durante el brote de coronavirus, vimos cómo la reducción en los viajes y el transporte trajo beneficios para el clima y cómo se logró reducir el desperdicio de alimentos por los temores de escasez durante los confinamientos.
Existe la posibilidad de que la pandemia tenga un impacto más duradero en el medi ambiente, y los ambientalistas se preguntan si la forma en la que respondimos a la crisis de covid-19 podría servir como modelo para responder al cambio climático.
Coronavirus: en Alemania, "la tercera ola ya comenzó", dice el RKI
El presidente del Robert Koch Institut afirmó que la tercera ola de contagios por coronavirus ya ha comenzado y dijo que Alemania podría controlar el virus el próximo otoño.
Lothar Wieler, presidente del RKI
Según el Instituto Robert Koch (RKI), la tercera ola corona del coronavirus ya ha comenzado en Alemania. Según dijo el miércoles el presidente de RKI, Lothar Wieler, al Sindicato de Periodistas de la ONU (ACANU) en Ginebra, hay señales claras de que "la tercera ola ya ha comenzado". Si la campaña de vacunación "no está completamente fuera de control", Alemania obtendrá el control del virus este otoño. "Estoy absolutamente convencido de eso".
Wieler comentó sobre la lenta tasa de vacunación y exigió: "Tenemos que vacunar lo más posible, lo más rápido posible, estratégicamente". En Alemania, los efectos de la vacunación ya se pueden ver en los mayores de 80 años. "La incidencia está disminuyendo, pero básicamente en todos los demás grupos de edad la incidencia está aumentando nuevamente".
El jefe de RKi se mostró "muy preocupado" también ante la situación en Europa e instó al cumplimiento de las medidas de higiene y distancia. "Si no nos adherimos a estas medidas de distanciamiento físico, de llevar máscaras, perderemos vidas que no debemos perder", dijo el jefe de RKI. La gente en Europa serviría como modelo a seguir para el mundo cuando se trata de cumplir con las reglas.
Supervivientes al covid obtienen alta protección con solo una dosis de vacuna, según estudio
Una persona que no ha pasado previamente el covid-19 y que recibe una única dosis de la vacuna de Pfizer o de Moderna está igual o mejor protegida que alguien que nunca ha tenido la enfermedad y ha recibido dos dosis, según un estudio.
Una persona que ha pasado previamente el covid-19 y que recibe una única dosis de la vacuna de Pfizer o de Moderna está igual o mejor protegida que alguien que nunca ha tenido la enfermedad y ha recibido dos dosis, según un estudio.
La investigación, publicada el miércoles en el England Journal of Medicine, fue dirigida por científicos de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí de Nueva York.
El equipo examinó las muestras de sangre de 110 personas, 67 de las cuales no habían resultado previamente infectadas y otras 43 que sí.
Todos los participantes recibieron la vacuna de Pfizer o la de Moderna, basadas ambas en la nueva tecnología de ARN (ácido ácido ribonucleico mensajero).
Los científicos observaron que los participantes que ya habían contraído el coronavirus antes de recibir la primera dosis "desarrollaron rápidamente títulos uniformes y altos de anticuerpos días después de la vacunación".
Esos "títulos" se refieren a la concentración en sangre.
Los científicos tomaron varias muestras de los participantes y observaron que en los días que siguieron a la primera vacuna, los niveles de anticuerpos de quienes habían pasado previamente la infección fueron de 10 a 45 veces superiores que en quienes no la habían tenido.
Cuando ambos grupos recibieron su segunda dosis, los niveles de anticuerpos entre los previamente infectados eran todavía seis veces más altos que quienes no se habían contagiado antes.
Pero "no se observaron títulos crecientes de anticuerpos en los supervivientes al covid-19 que recibieron la segunda dosis de la vacuna", escribieron los científicos, señalando que esa dosis de refuerzo se mostró de beneficio limitado para personas previamente infectadas.
No se percibió una diferencia sustancial en la producción de anticuerpos entre ambas vacunas.
El equipo también analizó si los efectos secundarios difirieron entre las personas infectadas previamente frente a las que no, estudiando a 230 participantes.
En general, no hubo efectos secundarios serios que requirieran hospitalización.
Los receptores de las vacunas con inmunidad preexistente mostraron una mayor frecuencia de efectos secundarios entre medios y moderados como cansancio, dolor de cabeza, escalofíos, dolor muscular, fiebre o dolor articular.
El equipo avisó, sin embargo, de que se trataba de datos limitados y precisaban más investigación para confirmar esta tendencia.
Aspirina reduce riesgo de infección del Covid-19, según estudio
jue, 11 de marzo de 2021 10:46 a. m.
CIUDAD DE MÉXICO, marzo 11 (EL UNIVERSAL).- Expertos han estado en busca de fármacos que puedan atenuar la pandemia de Covid-19. Y aunque están en busca de algunos nuevos, hay otros que se usan para atender otros padecimientos y se mide su efectividad contra el malestar provocado por el SARS-CoV-2, es así que han volteado a ver a la aspirina, que es usada en la prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares.
Un equipo de investigadores integrado por Leumit Health Services, Bar-Ilan University y Barzilai Medical Center llevaron a cabo un análisis epidemiológico, cuyos hallazgos fueron publicados en "The FEBS Journal".
Históricamente, los expertos recordaron que este medicamento ha sido empleado ante otras emergencias sanitarias, tales como la influenza española de 1918, reconociendo, aunado a otros estudios, su capacidad antiinflamatoria y que podría modular las respuestas inmunitarias y adaptativas.
Para llevar a cabo el estudio es que se analizaron los datos de 10 mil 477 personas que tuvieron Covid-19 durante la primera ola, es decir entre el 1 de febrero y el 30 de junio del 2020.
Fue así que encontraron que el uso de aspirina para evitar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares se asoció con una probabilidad del 29 por ciento menos de infectarse por el nuevo coronavirus, en comparación con otras personas que no usaban este fármaco.
Aunado a lo anterior se ha mencionado que las personas que habían sido tratadas con aspirina estaban menos asociadas con la probabilidad de infección por SARS-CoV-2 que aquellos que no lo eran.
"Esta observación del posible efecto beneficioso de dosis bajas de aspirina sobre la infección por Covid-19 es preliminar, pero parece muy prometedora", afirmó Eli Magen, principal autor de la investigación y profesor del Brazilai Medical Center.
Ante los resultados esperanzadores de este medicamento contra la infección del SARS-CoV-2 es que los expertos hicieron un llamado para que continúen las investigaciones e incluso con muestras más grandes, incluyendo pacientes de otros hospitales y países.
Otros fármacos prometedores contra el Covid-19
A lo largo de la pandemia se han empleado diversos fármacos para atenuar los síntomas y efectos del Covid-19 en las personas. Algunos de los últimos esfuerzos a destacar con los del gigante farmacéutico Merck y un laboratorio estadounidense, quienes días atrás informaron de un par de medicamentos que son prometedores.
"Si se refuerzan con estudios adicionales, podrían tener importantes consecuencias en términos de salud pública, ya que el virus continúa propagándose y evolucionando en el mundo", se indicó.
Merck continúa investigando dos tratamientos contra la enfermedad: el molnupiravir y uno llamado MK-711.
Los escándalos de vacunación de la clase política y personas influyentes han reforzado la idea de que en América Latina se llega a la función pública no para servir sino para servirse.
Una manifestante frente a la Casa Rosada en Buenos Aires a finales de febrero de 2021Credit...Natacha Pisarenko/Associated Press
Por Diego Fonseca
Es colaborador regular de The New York Times.
En América Latina estamos acostumbrados a vivir en una suerte de anomalía congénita. Sabemos que las cosas van mal y, casi por costumbre, nos preguntamos qué será lo próximo peor.
¿Una pandemia global haciendo estragos en España e Italia? Pues déjenla llegar a estas costas: he ahí Brasil o México. ¿Vacunas que van con lentitud? Oh, nada más esperen a que lleguen aquí: algún estropicio sucederá. La región ya era la más afectada por la pandemia —en buena medida por una respuesta torpe de nuestros líderes— y para cuando llegó el momento de dar certezas con la inmunización, el suministro de vacunas demostró ser insuficiente. Para más inri, los planes de inoculación avanzan con lentitud o a trompicones.
Parecía que nada más podría pasar, pero pasó. En las semanas pasadas, una serie de escándalos surgieron en Perú, Argentina, Ecuador y Chile. Funcionarios, familiares de funcionarios y personas con influencia se saltaron las listas de pacientes prioritarios (en la mayoría de los casos, gente mayor, personas en riesgo y trabajadores de la salud) y recibieron vacunas antes de sus turnos y a espaldas del público.
Los vacunatorios VIP —en las redes les llaman “Circovid”, remedando la canción “Circo Beat” de Fito Páez— refuerzan la idea bien o mal extendida de que el acceso a la función pública no es para servir sino para servirse. Es indigesto observar funcionarios que asumen su posición como un privilegio de casta que los encarama por encima del ciudadano medio.
El ejercicio prebendario y nepótico, el uso del poder para favorecer a la facción, lleva décadas de cultivo en América Latina. Usual en la derecha y, tras las últimas dos décadas, común en los nacionalismos, en los personalismos y en quienes dicen ser la izquierda. Tanto más grave cuando ese síntoma se expresa en movimientos que se asumen como la salvación de la nación.
Distintas publicaciones en Perú destacaron el escándalo de vacunaciones en sus primeras planasCredit...Ernesto Benavides/Agence France-Presse — Getty Images
Los sucesos son desgraciados. En Perú, fue descubierta una nómina de casi 500 personas poderosas —incluido el expresidente Martín Vizcarra, su esposa y hermano— que aprovecharon su posición para ser inmunizados. En Ecuador, el exministro de Salud envió un cargamento de dosis destinado a trabajadores de la salud a la residencia de lujo donde vive su madre. Al menos 37.306 personas —entre ellas, funcionarios y celebridades— fueron vacunadas antes de sus turnos en Chile. Y en Argentina, una decena de individuos recibieron inyecciones a escondidas en las oficinas centrales del Ministerio de Salud y un periódico acusó al entonces ministro de reservarse 3000 dosis para distribución discrecional.
Las explicaciones de numerosos miembros del Circovid latinoamericano abonan la idea del fuero merecido. Vizcarra se presentó como una suerte de héroe o mártir por ofrecer su brazo a pruebas experimentales. Cuando miles de médicos no habían recibido una sola dosis, la exministra de Exteriores de Perú se vacunó porque, dijo, no podía darse “el lujo de enfermarse” por su posición. Un periodista famoso de Argentina fue invitado a recibir la dosis en un despacho oficial unos minutos después de llamar al ministro de Salud, que era su “viejo amigo”.
Resulta secundario si los funcionarios y personas influyentes vacunadas son miles o cientos; los que fueron son suficientes, porque los símbolos precisan poco para significar. Es triste pues se precisa virtud. Como pocas crisis, la pandemia nos impuso desafíos éticos y puso presión sobre los deseos individuales y nuestra responsabilidad colectiva.
Excluido Chile, el más avanzado de la región en el proceso vacunatorio, las demás naciones todavía lidian para distribuir con justicia las escasas dosis que obtienen en el mercado internacional. Argentina atraviesa un confinamiento eterno sin demasiado control ni pruebas masivas. Al inicio de la crisis, las muertes estaban descontroladas en Guayaquil, la ciudad más poblada de Ecuador, y los hospitales del Perú tuvieron y tienen severos problemas de capacidad.
El escándalo produjo resultados inmediatos. Los ministros de Salud de Argentina, Perú y Ecuador debieron renunciar mientras que el gobierno de Chile anunció investigaciones inmediatas. Era para animarse —¡aleluya, el sistema funciona!—, pero los matices ensombrecen la resolución. Los funcionarios ecuatorianos eran miembros de un gobierno perdidoso; los peruanos, integraban mayoritariamente uno caído por señalamientos de corrupción. Analistas dicen que el ministro argentino fue despedido porque el gobierno necesita realizar una buena vacunación para ganar las elecciones intermedias. De hecho, el presidente de Argentina no vio un problema moral en el Circovid, sino una disputa política. “Terminemos con la payasada”, dijo Alberto Fernández en una visita a México. Así de equivocado.
Es posible que algunos de los funcionarios ni siquiera creyeran que actuaban de mala manera sino que hacían uso de un derecho adquirido por dirigir. Es un problema, claro: asumían con naturalidad que pertenecían a un círculo áulico que les proporcionaba prerrogativas. Pero es indigesto que en la cúspide del poder —de donde han de emanar normas de comportamiento—haya funcionarios repartiendo vacunas como salvavidas para sus amigos.
Por enésima vez: que funcionarios, famosos y aplaudidores se salten la fila porque pueden no hace sino echar sal nueva sobre una vieja herida que nunca sana: en América Latina, quien tiene conexiones suele sacar aún más ventaja de sus privilegios.
El político, famosillo y amigo que se beneficia del funcionario que no sirve sino que se sirve exhiben un régimen de privilegio. Sin dudas, deben haber despidos y renuncias, pero también una mayor transparencia sobre los mecanismos de distribución de vacunas. Será costoso, pero es indispensable hacerlo. Más cuestan las vidas y la desconfianza creciente en una clase política demasiadas veces egoísta e inmoral. Debemos sentarnos a discutir cómo inocular a la dirigencia de la idea de que gobernar es participar de una élite sempiterna. Pedir más que transparencia ahora mismo es difícil. Acabemos con la covid, luego cerremos las puertas del circo.
Diego Fonseca (@DiegoFonsecaDF) es colaborador regular de The New York Times y director del Seminario Iberoamericano de Periodismo Emprendedor en CIDE-México y del Institute for Socratic Dialogue de Barcelona. Voyeur es su último libro.