Una mascarilla puede hacer por nosotros más de lo que imaginamos. Más allá de ser una barrera física que garantiza una notable protección, esta herramienta se ha convertido en una pieza clave en tiempos de pandemia al usarla correctamente.
Por ello, el Gobierno de Transición y Emergencia ha puesto en marcha la nueva campaña “Uso correcto de la mascarilla”, estrategia que comprende spots de televisión y radio, piezas gráficas y otros contenidos que resaltan su importancia al llevarla de manera adecuada.
En esa misma línea, la PCM ha implementado la página web pontebienlamascarilla.gob.pe, iniciativa que tiene como propósito ofrecer contenidos utilitarios al público en general para ayudarlos a cuidarse con información de primera mano.
El uso correcto de la mascarilla
El spot principal de esta campaña apela a la realidad que vive el personal de salud que atiende casos de COVID-19, invitando a las personas a salvar vidas a través del buen uso la mascarilla y evitar que el virus se propague.
Otra de las ideas que se comparten es que la mascarilla no solo protege a la persona que lo usa, sino también a quienes la rodean. Asimismo, resaltan los beneficios que trae consigo al cubrir, correctamente, nariz, boca y barbilla.
En un contexto donde el Perú se encuentra en la primera fase de vacunación contra la COVID-19, la mascarilla continúa siendo una importante herramienta de prevención. Junto al distanciamiento físico y el lavado de manos con agua y jabón, o la desinfección con alcohol, la protección está garantizada.
En las últimas 24 horas se registró el fallecimiento de 173 pacientes con COVID-19. Foto: EFE
Sigue las noticias de último minuto del Coronavirus en Perú EN VIVO y EN DIRECTO, cifra actual de casos confirmados y número de muertes hasta hoy 8 de marzo de 2021.
El Ministerio de Salud (Minsa) reportó que hasta este lunes 8 de marzo el número de casos confirmados de coronavirus en Perú se incrementó a 1 371 176, luego de reportarse 3.552 nuevos casos en las últimas 24 horas. Además, confirmó la muerte de 47.854 personas y la recuperación de 1 276 245 personas.
Coronavirus en Perú en vivo minuto a minuto
En Vivo: Coronavirus en Perú en vivo minuto a minuto
10:30
8/3/2021
La primera adulta mayor vacunada tiene 104 años
Hoy se inició la vacunación para los adultos mayores y la primera mujer en ser inmunizada con la primera dosis de la vacuna de Pfizer en el país es doña María Eudocia Araya viuda de Montenegro, de 104 años. El personal del Seguro de Salud del Perú (EsSalud) acudió a su domicilio ubicado en el distrito de Lince.
Según informó América Noticias, Araya se encuentra en buen estado de salud. Además, se resaltó que ella es una asegurada del Programa de Atención Domiciliaria (Padomi).
“Es un día especial y emocionante, porque además es el día internacional de la mujer, y que mejor que celebrarlo con alguien que por tantos años de su vida, se los ha entregado con todo el amor y cariño a su familia y a sus seres queridos”, sostuvo Fiorella Molinelli, presidenta de EsSalud.
10:30
8/3/2021
Sagasti: “En los últimos días hemos visto un muy ligero descenso en contagios”
El presidente de la República, Francisco Sagasti, se refirió a la situación actual que vive el país a raíz de la pandemia del nuevo coronavirus y aseguró que las cifras de contagios y de pruebas positivas han mostrado “un muy ligero descenso”.
“Durante los últimos días, hemos visto un ligero, pero muy ligero descenso en los contagios, en el número de pruebas positivas, en el número de fallecidos, sobre todo en la región Piura, ustedes han sido muy golpeados en los últimos meses”, declaró el mandatario en entrevista con el medio piurano Cutivalú.
“Empieza a verse un poquitito de luz al final del túnel”, agregó. El jefe de Estado también confía que con ayuda de la población y con el proceso de inmunización en marcha se va a poder controlar al virus.
Balance mundial de la pandemia de coronavirus el 8 de marzo a las 11H00 GMT
La pandemia de nuevo coronavirus ha provocado al menos 2.593.872 muertos en el mundo desde que la oficina de la OMS en China dio cuenta de la aparición de la enfermedad en diciembre de 2019, según un balance establecido por AFP este lunes a las 11H00 GMT a partir de fuentes oficiales.
Desde el comienzo de la epidemia más de 116.768.620 personas contrajeron la enfermedad. La gran mayoría de los enfermos se recupera, pero una parte aún mal evaluada conserva los síntomas durante semanas o, incluso, meses.
Las cifras se basan en los reportes comunicados diariamente por las autoridades sanitarias de cada país y excluyen las correcciones realizadas a posteriori por los diferentes organismos, como en Rusia, España o Reino Unido.
El domingo se registraron en el mundo 5.034 nuevas muertes y 360.341 contagios. Los países que más fallecidos registraron según los últimos balances oficiales son Brasil, con 1.086 fallecidos, Estados Unidos (617) y Rusia (379).
La cantidad de muertos en Estados Unidos asciende a 525.035 con 28.999.266 contagios.
Después de Estados Unidos, los países con más víctimas mortales son Brasil, con 265.411 muertos y 11.019.344 casos; México, con 190.604 muertos (2.128.600 casos); India, con 157.853 muertos (11.229.398 casos) y Reino Unido, con 124.419 muertos (4.218.520 casos).
Entre los países más golpeados, República Checa registra la mayor tasa de mortalidad, con 204 decesos por cada 100.000 habitantes, seguido de Bélgica (192), Eslovenia (187), Reino Unido (183) y Montenegro (170).
El lunes a las 11H00 GMT y desde el comienzo de la epidemia, Europa sumaba 875.206 fallecidos (38.693.968 contagios), América Latina y el Caribe, 698.466 (22.089.230); Estados Unidos y Canadá, 547.270 (29.885.362); Asia, 259.877 (16.375.872); Medio Oriente, 106.333 (5.722.679); África, 105.767 (3.968.760) y Oceanía, 953 (32.757).
Desde el comienzo de la pandemia, la cantidad de pruebas efectuadas aumentó considerablemente y las técnicas de rastreo mejoraron, provocando un alza en los contagios declarados.
Sin embargo, la cantidad de casos diagnosticados sólo refleja una parte de la totalidad de contagios, los casos menos graves o asintomáticos siguen sin ser detectados.
Este balance fue realizado utilizando datos de las autoridades nacionales recopilados por las oficinas de AFP y con informaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Debido a correcciones de las autoridades o la publicación tardía de los datos, el aumento de las cifras publicadas en 24 horas puede no encajar exactamente con los números del día anterior.
Hidroxicloroquina: el medicamento promocionado por Trump no debe usarse para tratar el coronavirus, según expertos de la OMS
Sam Hancock
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha descartado oficialmente el medicamento contra la malaria, hidroxicloroquina como un posible medio para proteger a las personas de contraer el covid-19.
Previamente aclamado por el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, como un "medicamento milagroso", se descubrió que el antiinflamatorio "no tiene un efecto significativo" en la prevención de la propagación del coronavirus, y el Grupo de Desarrollo de Directrices de la OMS (GDG) señaló que los investigadores deberían invertir su tiempo en explorar tratamientos más prometedores.
El GDG, un panel de expertos internacionales, escribió en el British Medical Journal que su fuerte recomendación se basa en evidencia de alta certeza de seis ensayos controlados aleatorios que involucran a más de 6.000 participantes.
Mientras que tres de los ensayos inscribieron a personas que tenían una exposición conocida a alguien con coronavirus, otros tres inscribieron a participantes que no sabían si habían estado muy cerca de una persona infectada.
Según el panel, la evidencia de alta certeza mostró que la hidroxicloroquina no tuvo un efecto significativo en la prevención de muertes e ingresos hospitalarios, mientras que la evidencia de certeza moderada mostró que el medicamento no tuvo un efecto significativo en la reducción del número de infecciones por covid-19 confirmadas en laboratorio.
También se concluyó, con certeza moderada, que el medicamento probablemente aumenta el riesgo de efectos adversos que, en última instancia, llevarían a su descontinuación.
Al advertir que el medicamento ya no era una "prioridad de investigación", el panel dijo que factores como los recursos, la viabilidad, aceptabilidad y equidad para los países significaban que era poco probable que cambiaran o retiraran su recomendación de que se archivara.
Estudios anteriores han llegado a conclusiones similares sobre la hidroxicloroquina, pero esta es la primera vez que la OMS brinda orientación oficial sobre su potencial y, de hecho, es la primera vez que existe una guía de medicamentos contra el nuevo coronavirus.
En junio de 2020, el primer estudio aleatorizado para evaluar si la hidroxicloroquina tenía medidas preventivas contra el virus descubrió que no era más eficaz que un placebo, una vitamina en este caso, para prevenir el virus.
"El mensaje para llevar a casa para el público en general es que si estás expuesto a alguien con coronavirus, la hidroxicloroquina no es una terapia preventiva efectiva posterior a la exposición", dijo el autor principal del estudio, el doctor David R Boulware, de la Universidad de Minnesota.
Otro estudio, publicado en la revista médica The Lancet, estudió a 96.000 pacientes hospitalizados con coronavirus en cientos de hospitales en seis continentes. Encontró que los pacientes que usaban hidroxicolorquina, o su variante de cloroquina, tenían un riesgo de muerte significativamente mayor que aquellos que no tomaban el medicamento.
Trump fue duramente criticado el año pasado por promover repetidamente el uso de la droga "tremenda" a pesar de que los funcionarios de la Casa Blanca negaran su eficacia.
El doctor Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, rechazó públicamente las afirmaciones de que el medicamento era eficaz como tratamiento para el coronavirus, y el secretario adjunto de salud, el doctor Brett Giroir, quien dirigía la respuesta de prueba de covid-19 de la administración en ese momento, dijo a NBC en August que "la evidencia simplemente no muestra que el medicamento sea efectivo en este momento".
Los investigadores en los EE.UU. finalmente llevaron a cabo un ensayo sobre el cóctel de drogas que Trump promocionó como un remedio preventivo "extremadamente exitoso" para evitar contraer el coronavirus.
Se descubrió que al tomar la dosis recomendada tanto de hidroxicloroquina como del antibiótico azitromicina, la probabilidad de muerte de un paciente aumentaba en un 27 por ciento.
"Ya hay una gran cantidad de estudios que han evaluado la hidroxicloroquina sola o en combinación y parece poco probable en esta etapa que alguna vez surja alguna eficacia", escribieron los autores del estudio en la revista Clinical Microbiology and Infection. "Nuestros resultados sugieren que no es necesario realizar más estudios que evalúen estas moléculas".
La nueva directriz de la OMS espera acabar con la propagación de información errónea a medida que se agregan más recomendaciones para otros medicamentos preventivos del coronavirus cuando haya evidencia disponible.
Cómo pasamos de la oficina sin papel al papel sin oficina
Ariel Torres
Desde mediados de la década del ‘70 del siglo pasado, cuando se empezó a predecir que el papel desaparecería de los lugares de trabajo y se acuñó el término Paperless Office, transcurrieron más de cuatro décadas. Pero el papel sigue en nuestros lugares de trabajo, con escasas excepciones, y lo que se esfumó, a causa de la pandemia, fue la oficina.
La fenomenal paradoja (o la incomprensible contradicción) puede llevarnos a repensar todo eso que hoy, sin mayor análisis, llamamos “trabajar”. Repensar en serio, porque del teletrabajo se viene hablando desde hace un cuarto de siglo, y solo las compañías más grandes y avanzadas –usualmente, aunque no solo, las tecnológicas– lo pusieron en práctica de forma masiva. Con sus pro y sus contra, con sus muchos desafíos y con los problemas que todavía debe resolver, es una práctica que la mayoría de los empleados prefiere; la lista de motivos es muy extensa, y va desde la flexibilidad horaria –es decir, el trabajo basado en la productividad– hasta el evitarse el tiempo y los costos de los traslados. Eso sí, en la Argentina, un país cuyos medios de transporte público son una afrenta a la dignidad humana, se ve al teletrabajo como una amenaza y a la productividad como una forma de explotación.
Rebobinemos. Si antes de la pandemia hubiéramos intentado pensar con verdadera frialdad cuál era la definición del concepto “oficina”, nos habríamos llevado una desagradable sorpresa. No existe tal cosa como el concepto de oficina. Hay despachos, consultorios, boxes, redacciones, y la lista sigue. La oficina, al revés que el papel, es una idea que cada compañía y eventualmente cada empleado llenan con sus propios contenidos. En no pocos casos, con sus propios fantasmas. Viceversa, la definición del concepto “papel” es de una claridad meridiana; ya volveré sobre eso.
Desde 1988
Bastante antes de la pandemia, e incluso en un país como la Argentina, donde las conexiones con internet son caras y lentas, y el precio de la tecnología es astronómico, las VPN y las máquinas virtuales habían dejado de ser lujos para altos ejecutivos y jefes de sistemas. El ancho de banda alcanzaba y sobraba para ver películas y series y jugar online, así que prácticamente todo lo que hacíamos en una oficina podía hacerse de forma remota. Sin embargo, la oficina como idea parecía intocable. En rigor, todo lo que concierne a la transformación digital seguía en veremos. De pronto, el cisne negro de la pandemia catalizó un cambio que había estado esperando durante al menos un lustro. Algunos opinan que más, desde la llegada de los smartphones y el 4G (que también arribó tardíamente a la Argentina). Y que no se aguardaba sino para dentro de otros cinco años.
La historia es conocida, pero revela un sesgo mental que cruza casi todos los pronósticos tecnológicos. Del mismo modo que auguramos autos voladores, pero no vimos los coches autónomos ni Uber, dimos por sentado que las computadoras iban a hacer desaparecer el papel, no la oficina. Ocurrió, como con los coches voladores, lo menos esperado.
Sin embargo, y como con los coches autónomos o Uber, pasó lo más lógico (no lo más previsible, sino lo más lógico). A la oficina pudimos decirle adiós de un día para el otro, literalmente. Con una conexión de al menos 6 megabits por segundo (el promedio es 10 en la Argentina, aunque hay lugares donde no pasa de 3) y una computadora convencional, más la ayuda de una serie de tecnologías que parecían demasiado cotidianas para ser tan críticas (como WhatsApp), el trabajo que hasta el viernes 20 de marzo de 2020 hacíamos en una oficina empezó a salir desde casa a partir del lunes 23.
Hubo, hay y habrá excepciones, por supuesto. Y lo más probable es que luego de la pandemia la oficina se reconvierta (ya está ocurriendo, en muchos casos) en lugar de desaparecer. Pero si la pandemia hubiera ocurrido treinta años atrás, cuando los vuelos comerciales estaban en pleno auge, pero las computadoras personales recién nacían (la Apple II, en 1977; la IBM/PC, en 1981) e Internet todavía no llegaba a los usuarios particulares, no habríamos podido abandonar las oficinas tan fácilmente. El resultado, en el nivel sanitario, habría sido catastrófico.
Por entonces, solo unos pocos pioneros habían puesto un pie en el trabajo remoto, y lo amaban. En 1988 entrevisté a un argentino, el doctor Jorge Sanz, que llevaba adelante sus investigaciones sobre computación paralela en el laboratorio de IBM en Almadén, Estados Unidos. Estaba de visita en Buenos Aires y, durante el reportaje, me mostró que en su notebook tenía correo electrónico y conexión inalámbrica. Para él, la oficina ya empezaba a evaporarse, y le resultaba demasiado impráctico volver a los espacios físicos fijos. Trabajaba en California, pero también en Buenos Aires o en Tokio. Tenía sentido. El siglo XXI estaba a un paso.
En los 32 años que transcurrieron desde aquella entrevista, llegó el nuevo siglo, presenciamos toda clase de fenómenos disruptivos, desde la guerra electrónica hasta las redes sociales, desde computadoras de bolsillo tipo Star Trek hasta los robots, los drones y la inteligencia artificial. Casi todo cambió o fue puesto en tela de juicio; incluso el poder de la política o la vigencia de la educación tal como la conocemos. Pero la oficina permaneció intocada e intocable.
Salvo en algunos bolsones corporativos, el teletrabajo fue siempre mala palabra. Sigue viéndoselo así, por si acaso y sin mayor análisis. Como casi cualquier cosa nueva, especialmente si es obra de las tecnologías avanzadas, el prejuicio le salta a la yugular a la modernidad e impone toda clase de reparos. No está mal que sea así, y es un poco la historia de la civilización. De cierta forma, estos reparos, justificados o no, funcionan para ayudar a la sociedad a reflexionar sobre cómo aplicar los cambios tecnológicos de forma justa y razonable. Con el tiempo, los adelantos técnicos prevalecen, sin excepción, pero con los contrapesos indispensables.
Solo que ahora se presenta un obstáculo inédito.
Parcialmente nublado
El problema no es el debate, sino el estado de negación. Por desgracia, y al revés de lo que ocurrió con otros adelantos técnicos –y todos, casi sin excepción, afectaron al trabajo–, la transformación digital involucra un número de conocimientos y conceptos herméticos y contraintuitivos. Eso está retrasando toda posibilidad de un debate sin eslóganes vacíos, sin discurso para la tribuna y sin consignas divorciadas de la realidad. No han cambiado demasiado las cosas desde que en los ’80 se resistía la llegada de las computadoras a las oficinas, y se veía a la máquina de escribir como un compañero más leal. Pero pasa el tiempo y el debate sigue mostrando lagunas técnicas peligrosas.
Como si habláramos del telégrafo o de la máquina de vapor, se le deja “esos asuntos técnicos” a los asesores. Solo que ahora estamos tratando con programas inteligentes que superan a los humanos en el ajedrez y el go –es decir, en la guerra– y de dispositivos que caben en el bolsillo, pero contienen más poder de cómputo que el que había en todo el planeta Tierra medio siglo atrás; y casi cada persona en el mundo tiene uno de esos aparatos consigo, todo el tiempo. Muchos caudillos siguen intentando secuestrar teléfonos, cuando los ciudadanos se rebelan, probando una vez más el abismo que media entre sus realidades feudales y estas tecnologías disruptivas. Para ponerlo fácil: basta configurar el teléfono para que haga copia de todo en la nube para que el secuestro sea un gesto violento, pero inútil. Claro, ¿pero qué era la nube?
La Biblia y el smartphone
El papel es un ejemplo de esa desconexión. Los gurús de fuste vienen insistiendo desde hace décadas, con un fervor casi patriótico, que el papel va a desaparecer. Pero la hija adolescente de una amiga me decía el otro día: “No, a mí no me des libros electrónicos. A mí me gusta el papel”. ¿En qué quedamos?
El papel no es, ciertamente, una nueva tecnología. Pero los candidatos a reemplazarlo, sí. Y ahí entran las falacias.
Como no se sabe cómo funcionan estas nuevas tecnologías (eso se lo deja a los asesores), se ignora que el papel todavía puede hacer cosas que las máquinas no están ni cerca de replicar. Peor aún: al ver al papel como un problema o como algo viejo, no se visibiliza uno de los mayores obstáculos para el progreso de una sociedad organizada hoy: la burocracia. Ese papeleo sí se puede hacer mejor, a un costo ínfimo y sin esperas ridículas mediante computadoras y redes (internet, digamos). Sin embargo, curiosamente, la burocracia fue, salvo excepciones, conservada y multiplicada.
Viceversa, el papel no es un escollo para tomar una nota rápida o para disfrutar de una novela. Además, el papel no puede falsificarse sin que se note. En cambio, los bits se falsifican con cierta facilidad y es casi imposible notarlo. Aún así, tecnologías como la firma digital, el cifrado asimétrico o la cadena de bloques (blockchain, en inglés) siguen siendo un misterio, algo para hackers, algo que, vaya, también se deja a los asesores.
¿Qué es el papel? Un polímero, una interfaz de usuario y un medio de almacenamiento de datos. Tiene ventajas que lo colocan a varias décadas por delante de las tecnologías más avanzadas; por ejemplo, no necesita ninguna forma de energía para funcionar. También tiene desventajas; por ejemplo, su capacidad de almacenamiento es exigua. Otros aspectos, como el que no puede conectarse con una red, lo ponen a la vez en una situación de ventaja y de desventaja. Depende del contexto, observen.
Hace muchos años le pregunté a un sacerdote amigo si él podría dar misa con la Biblia que tengo entre mis libros electrónicos, en el smartphone. Me respondió que no. Le pregunté por qué no, y supuse que me daría una explicación religiosa. Pero su explicación fue técnica: el smartphone se puede hackear; la Biblia en papel, no.
El papel es un polímero, una interfaz de usuario y un medio de almacenamiento. Ahora bien, ¿qué es una oficina? ¿Qué es exactamente? Deberíamos empezar nuestro análisis por ahí, porque está claro que la realidad va por un lado y los debates y los pronósticos, por otro. Por eso, luego de cuarenta años, pasamos de pregonar y prometer la oficina sin papel a encontrarnos con que seguimos usando papel, pero en una oficina virtual, remota, inexistente, a veces amalgamada con nuestro hogar, híbrida, ubicua, volátil, móvil o en movimiento. De hecho, me atrevo a decir que la oficina tal como la conocíamos ha quedado en el pasado. No porque sí ya se está hablando de una realidad laboral híbrida. Eso no lo vimos venir, y mucho me temo que no es lo único que nos va a encontrar mirando para otro lado en las próximas décadas.
¿Qué pasa en Chile? Pese a la vacunación masiva, tiene récord de casos en ocho meses
SANTIAGO, Chile.- Chile reportó este viernes 5325 nuevos casos de Covid-19, la cifra diaria más alta en ocho meses, en momentos en que la campaña nacional de vacunación se convirtió en ejemplo en la región por haber alcanzado ya a cuatro millones de personas.
“Estamos viendo el efecto de las vacaciones. El virus tiene un periodo de incubación de 14 días y lo que estamos viendo ahora son personas que se contagiaron en febrero. Tal como vimos en Europa, las personas se contagiaron después de las vacaciones”, declaró el ministro de Salud, Enrique Paris.
Los fines de semana, cerca de la mitad de la población de Santiago está en cuarentena, según determinaron las autoridades. Durante la semana, permanecen abiertos colegios, centros comerciales, casinos y gimnasios.
Chile cerró convenios con distintos laboratorios por 30 millones de vacunas (Gobierno de Chile/)
Las cifras al alza se dan en paralelo al exitoso proceso de vacunación que lleva adelante el país, que este viernes reportó casi cuatro millones de personas vacunadas (21% de la población) con al menos la primera dosis, lo que lo llevó a posicionarse como líder en América Latina. Chile inició la vacunación el 24 de diciembre con el personal médico y desde el 3 de febrero de forma masiva.
Pero el rebrote introdujo una cuota de inquietud no exenta de críticas. “Sabíamos que íbamos a trasladar la epidemia a las regiones y, cuando volvieran las personas, íbamos a tener un alza muy importante en la Región Metropolitana”, dijo Jeanette Vega, asesora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien culpó asimismo al gobierno de enviar un mensaje equivocado de falsa seguridad a la población con el inicio de la campaña.
Según cálculos del gobierno, y siguiendo la experiencia de otros países, hacia el 15 de abril podría verse el efecto de las vacunas. La meta oficial es vacunar con al menos una dosis a cinco millones de personas para fines de marzo, y a 15 millones antes del primer semestre.
Chile logró asegurar más de 30 millones de vacunas: diez millones con las dosis de Pfizer/BioNTech; otros diez millones con la china Sinovac y otras tantas con AstraZeneca, Johnson & Johnson y la plataforma Covax, impulsada por la OMS. Desde que se confirmó el primer caso, el 3 de marzo de 2020, la pandemia causó más de 845.000 contagios y más de 20.900 muertos confirmados.